Vestido de Chiapaneca


El traje de chiapaneca, término que se acuña desde la época de la Conquista española, ha modificado su forma y color, iniciando en la década de los 40 en un solo tono, "monocromático", para pasar a los diversos matices en los años 70.
Pero más allá de su historia, dicho vestuario tiene una relación muy íntima con el pasado, religión, y forma de vivir de los lugareños de aquel entonces: "Cuando se lleva a cabo la Federación de Chiapas a México el 14 de septiembre de 1824, años después se edifica el Monumento a la Bandera (1942), desde ese entonces el traje de chiapaneca aparece en piedra", dijo Marité Nandayapa Vargas, quien en el 2008 presentó su trabajo titulado Nárima Nilú, Origen y evolución del traje de chiapaneca.
El traje en 1914 vestido consistía en un contado en blanco y negro y sin vuelo (petatillo con flores de colores), además de usar una enagua liza sin olán (tira de petatillo que mide dos metros de largo y va debajo de la falda): "era una costumbre que cada mujer hiciera su propia ropa, la mayoría de las mujeres sabía bordar".
Durante la Colonia (1522), la importación de materiales europeos fueron utilizados por las mujeres para adornar sus trajes: matizado (contado de color) y encaje español (vuelo): "Era difícil que la chiapaneca comprara el encaje, por eso no tenía vuelo".
El tul (tela de punto), fue el instrumento que las chiapanecas utilizaron para decorar su ropa: "Se hacían unas flores muy chiquitas, de un centímetro, sin tener un patrón para bordar; pasan los años y se hace el modelo de la rosa. En la década de los 30 se hace la muestra con lo que se calca el dibujo y se hacen más grandes".
La evolución del vestido de chiapaneca ha sido significativa, de ser un traje de uso cotidiano a pasar a uno elegante de talla internacional, sobre todo al ser catalogado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco.

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